Yamiri Rodríguez Madrid
Con la designación del doctor Martín
Gerardo Aguilar Sánchez como el nuevo rector de la Universidad Veracruzana (UV),
a partir de este miércoles 1 de septiembre, inicia una nueva etapa para la
institución. Como en cada proceso, siempre existen las voces que, pero al
final, la Junta de Gobierno es quien tomó la decisión conforme a trayectoria
académica, honorabilidad y, por supuesto, lo que consideraron era más
conveniente para el presente y futuro de la UV.
Como bien lo expusieron sus integrantes, el
oriundo de Minatitlán fue quien demostró “la independencia de juicio y la
capacidad de escucha y diálogo que la comunidad demanda en estos momentos” y confiaron
en que su experiencia y competencia académica y humana le facilitará la
conducción, el diálogo, y la visión para unir a toda la Universidad con el fin
de desarrollar y potenciar la excelencia académica a nivel estatal, nacional e
internacional.
Durante el proceso hubo muchas patadas por
debajo de la mesa y hoy, entre las múltiples tareas que tiene el Doctor en Ciencia
Política, está la de también aplicar la famosa operación cicatriz, como en política,
con los académicos que se quedaron en el camino y con el puñado que aún sangran
por la herida no haber llegado ni siquiera a la conformación de la terna.
El gris periodo de la antropóloga Sara
Ladrón de Guevara terminó con más sinsabores que triunfos, no solo porque su
trabajo fue escaso, sino porque llevó a la institución a polémicas
innecesarias, no actuó ante problemas con prontitud e inteligencia y, lo que es
peor, la propia comunidad universitaria se quedó con la imagen de una mujer
soberbia.
Dice el dicho que cuando veas las barbas
de tu vecino cortar, pongas las tuyas a remojar y tal vez, a sus 63 años, el
nuevo rector debería tomar como consejo ser un poco más cercano a la comunidad.
No se trata de un concurso de popularidad, pero sí de que lo sientan cercano,
con la confianza de externar problemas y proponer soluciones.
@Yamiri Rodriguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario