viernes, 11 de marzo de 2011

Los movimientos islamistas en la Posguerra Fría. Una aproximación sociopolítica

Interpretación del texto de César Mejías.

Expertos en el tema, al igual que César Mejías, han coincidido que tras la culminación de la Guerra Fría, el mundo vivió una especie de pausa de aproximadamente trece años, siendo la caída de las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre del 2001, una nueva referencia dentro de la agenda global.
El nombre de Al Qaeda llegó en unas cuantas horas hasta los lugares más recónditos del planeta como la red terrorista más importante al haber derrocado el hasta entonces infranqueable sistema de seguridad estadounidense.
A cinco años del atentado terrorista del que más se ha escrito a la fecha, hoy un tema vital para las naciones, mayoritariamente las de occidente, es la conformación de políticas que impidan la infiltración de cédulas terroristas, generalmente identificadas con el islamismo, en sus territorios.
En esta investigación de Mejías se destaca el papel que los movimientos islámicos han tomado desde hace ya varios años en el contexto internacional y las redes que han logrado tejer primordialmente en la India, Irán, Irak, Líbano, Pakistán y su infiltración hacia el continente americano y europeo: Hamás, Hezbollah el Frente Islámico de Salvación (FIS) y el Frente Moro de Liberación son algunas de estas organizaciones político-religiosas-sociales que hoy causan terror en las naciones asentadas en este lado del mundo.
¿Fundamentalistas, integristas o contemporáneos?....Para entender la verdadera esencia de los grupos que integran el movimiento islamista es necesario profundizar en su cultura y sus creencias: el Corán como eje rector de su vida; acciones que para occidente son barbarie, para ellos son designios de Alá, fanatismo para nosotros el que alguien se explote en una parada de un autobús, el goce de las once mil vírgenes para ellos.
El Corán es también para los musulmanes un código completo que incluye en sus suras diversas áreas de vida, espiritual, intelectual, político, social o económico. Es un código que no tiene ningún límite de tiempo, lugar o nación.
En la mayoría de los países árabes en los que se practica el Islamismo impera además la pobreza extrema en la mayoría de sus habitantes contrastada con una inmensa riqueza de grupos minoritarios, ignorancia y explosión demográfica, lo cual también influye en la propagación de esas creencias de salvación eterna sin importar el medio.
En Occidente, de acuerdo a lo expuesto por el autor del trabajo, el movimiento islamista puede ser analizado desde tres perspectivas: la económica, la política y la ideológica.
El primer enfoque hace referencia a que Oriente Medio se ha convertido en un caldo de cultivo de este tipo de organizaciones debido a que se opone a sumarse al gran bloque del capitalismo; el segundo enfoque concibe al Islamismo como una “genuina expresión” de la sociedad civil, mientras que el enfoque ideológico concibe a sus integrantes como verdaderos fanáticos religiosos.
Las tres tienen cierto de verdadero pero también de falso. El mundo islámico, a diferencia de muchas naciones en occidente, se ha preocupado y ocupado de mantener vivas sus etnias y raíces, por lo que los procesos de modernización provenientes del otro lado del mundo, vulneran su sociedad como núcleo.
Por lo anterior, hace referencia al ex consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca y autor del libro Choque de Civilizaciones, Samuel Huntington, quien expone que en los albores del silgo XIX los actores políticos no serán los países sino las civilizaciones y que el principal motivo será la cultura, de ahí el origen del conflicto entre el mundo islámico y occidente.
"Occidente no conquistó al mundo por la superioridad de sus ideas, valores o religión, sino por la superioridad en aplicar la violencia organizada. Los occidentales suelen olvidarse de este hecho, los no-occidentales nunca lo olvidan”, escribió Huntington.
Pero también César Mejías recurre a los estudios de la periodista Lydia Escribano de la Mata quien ha señalado en uno de sus cinco libros, El Fundamentalismo Islámico, que este movimiento está resurgiendo a consecuencia de su oposición contra la modernización y cito a la escritora: “Los movimientos fundamentalistas son "Hijos de una modernidad fallida", en busca de una identidad propia”.
Estos enfoques han provocado que los musulmanes que viven en otras partes del mundo hayan sido segregados en las sociedades pues tras el ataque a las Torres Gemelas, se reforzó el estereotipo de que todas las personas provenientes de Medio Oriente eran terroristas
Pero también en nombre de Alá estos grupos han emprendido acciones en las que miles de personas han perdido la vida, en los intentos de recuperar sus territorios tal y como sucede en el conflicto árabe-israelí por la disputa de algunas franjas en Líbano y Palestina.
Si bien no podemos datar el origen de los grupos islamistas, el autor considera que este se registra en la década de los 80’s –más de veinte años atrás-, justo cuando se gestaba la revolución iraní, lo que se considera la inspiración de los movimientos de liberación. Fomentaron su proliferación el hecho de que casi a la par, Afganistán era invadido por tropas rusas así como años después la caída del Muro de Berlín y posteriormente de la Unión Soviética
Si bien cada uno de los grupos que conforman el Movimiento Islamista tiene su identidad propia lo cierto es que pareciera que todos tienen un objetivo común: la conformación de la Ummaho -La Comunidad de los Fieles-, o lo que algunos llaman la Nación Islámica.
Cierta heterogeneidad entre estos radica también en que la Yihad o Guerra Santa, representa “un estado natural de cualquier musulmán en el mundo, ya sea de quienes perciben la Yihad como un Estado de lucha interna del bien y el mal, o una exteriorización de esta situación de tensión, que se expresa en ciertos conflictos en el mundo”, según lo expresa Mejías.
Eso si no podemos dejar de lado los contrastes entre estos, como el hecho de que unos operan de manera local como Hezbollah, regional como los talibanes o bien de manera internacional como el grupo Al Qaeda. Asimismo el autor hace referencia de que tampoco podemos identificar un solo centro de origen de estos movimientos, ni que todos tienen la misma estructura económica-política-ideológica.
César Mejías concluye el artículo diciendo que mientras Occidente intente seguir imponiéndose, el Islamismo intentará ser su contrapeso por cualquier vía.

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