martes, 4 de febrero de 2020

Ciudades incluyentes




Por Yamiri Rodríguez Madrid

La semana pasada, el Congreso de Veracruz aprobó que en los sitios públicos se coloque señalética adaptada al sistema Braille, como medida incluyente para las personas con discapacidad, especialmente las de discapacidad visual o ceguera. Se trata, sin duda, de una medida de suma importancia, que ojalá y perdure y no sea llamarada de petate, como ha sucedido con anterioridad.
Un ejemplo de esto fueron los llamados semáforos pajaritos –esos que emitían un sonido mientras podían pasar-. los cuales se colocaron en el centro de Xalapa para ayudar a cruzar las calles a personas invidentes, pero la falta de continuidad y de mantenimiento, hizo que fueran programa de una sola administración, por lo que después de un tiempo se retiraron y la inversión se perdió.
Lo cierto es que, en comparación con otras entidades, vamos muy atrás en contar con ciudades incluyentes en Veracruz: en el centro histórico de Puebla hay en las banquetas guías para los bastones, lo que aquí jamás se ha planteado.
Muchas oficinas y ayuntamientos veracruzanos ya no quisieron invertir para adecuar sus instalaciones con rampas y elevadores; solo un puñado lo hizo.
Y ni que decir en la incorporación de la tecnología en las ciudades, pues en Querétaro, hay desfibriladores en los espacios públicos, para agilizar la atención médica para quienes sufren un infarto, en ciudades tan congestionadas.
En México, según el estudio de Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (Enadid) 2014, asisten a la escuela 40.4 por ciento de los hombres de entre 3 y 29 años de edad con discapacidad visual y 50.6 por ciento de las mujeres con esa misma discapacidad. En Veracruz se calcula que un 10 por ciento de la población sufre algún tipo de discapacidad, pero su inclusión se queda en el puro discurso.
@YamiriRodriguez

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