lunes, 4 de julio de 2011

México: el país de los impuestos

Más de 11 impuestos se cobrarían en 2009.

Por Yamiri Rodríguez Madrid

En la década de los 60’s, próximos a la celebración de los Juegos Olímpicos en nuestro país, el entonces presidente, Gustavo Díaz Ordaz, implementó el cobro de lo que sería un impuesto dirigido y pasajero: la tenencia vehicular. Más de 3 décadas han pasado desde que los mexicanos pagamos dicha tributación y además de su permanencia nuevas tributaciones se han venido sumando, como el Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU) y el Impuesto a los Depósitos en Efectivo (IDE).
Hoy, en la antesala de la discusión del paquete económico y fiscal para el 2010, la lista podría incrementarse con la propuesta de un nuevo gravamen: el 2 por ciento generalizado para el combate la pobreza, lo que convertiría a nuestra nación como el país latinoamericano con el mayor número de impuestos, sin mencionar por supuesto, su tributación complicada.
Estados como Chile, Argentina, Brasil y Venezuela también tienen una larga lista de cargas tributarias, aunque no en el porcentaje que México fija para sus contribuyentes. Eso si, de autorizarse el paquete económico calderonista, se homologaría el sistema tributario de estos países.
Así, el reclamo de los sectores productivos y sociales en México hacia con el gobierno federal es no incrementar los impuestos, sino aumentar la base gravamen, lo cual ha sido el reto de administraciones pasadas y venideras.

Historia de nuestros impuestos
La historia de México ha venido aparejada a la de los impuestos: basta recordar que en tiempos de los aztecas el tributo era pagado con maíz, flores y hasta frutos, en especie o mercancías, tal y como data en los códigos denominados tequiámatl, dedicados a lo que sería la administración pública del Imperio.
La llegada de los españoles al Nuevo Mundo significó el inicio de nuevas recaudaciones: alimentos, joyas y piedras así como trabajo en minas, haciendas y granjas, era la nueva moneda pagadera para los conquistadores; además de que al "rescatar" las tierras en nombre del Rey de España, correspondió, entonces, la quinta parte de los bienes, a la monarquía española: el llamado Quinto Real.
Así, el primer paso de Hernán Cortés fue elaborar una relación, que realmente fue primer documento fiscal, donde nombraba a un Ministro, un Tesorero y a varios Contadores encargados de la Recaudación y custodia del Quinto Real.
Ya en el México independentista, a partir de 1810, Miguel Hidalgo, José María Morelos y otros caudillos lucharon contra la esclavitud y por la abolición de alcabalas, que era un impuesto indirecto de diez por ciento del valor de lo que vendía o permutaba; las gabelas o gravámenes y los peajes, o pago de derecho de uso de puentes, y caminos.
En esos mismos tiempos, se expide el arancel para el Gobierno de las Aduanas Marítimas, siendo éstas las primeras tarifas de importación publicadas en la República Mexicana. Asimismo, se modifica el pago de derechos sobre vino y aguardiente y se sanciona la libertad para extracción de capitales al extranjero.
Siendo ya Presidente Guadalupe Victoria, el primero de nuestra historia como nación libre y soberana, se creó la llamada Contaduría Mayor de Hacienda, órgano técnico de la Cámara de Diputados. Pero si de impuestos absurdos se trata Antonio López de Santa Anna impuso gravámenes por cada ventana y puerta en casa, de 4 centavos mensuales, así como de dos pesos por cada caballo frisón, de un peso si era flaco o si como mascota se tenía un perro.
Benito Juárez fundó el primer Catastro, además de establecer la Contribución Federal, que era un 25 por ciento adicional sobre todo pago hecho en las oficinas de la Federación y en la de los Estados. Durante el Porfiriato, el General Porfirio Díaz duplicó el Impuesto del Timbre, gravó las medicinas y cien artículos más, cobró impuestos por adelantado; recaudó 30 millones de pesos, pero gastó 44. En este período se generó la deuda externa en alto grado por lo que, por consecuencia se pagaban muchos intereses. Se requería entonces de un sistema de tributación controlado y de equilibrio.
Con la llegada del Ministro de Hacienda José Yves Limantour, en 1893, se nivela la Hacienda Pública, aumentando las cuotas de los Estados y la Federación, se reduce el presupuesto y las partidas abiertas del Ejecutivo, así como los sueldos de los empleados, se buscaron nuevas fuentes de ingresos en el gravamen racional de las actividades, especulaciones y riquezas; se regularizó la percepción de los impuestos existentes, por medio de una vigilancia activa y sistemática sobre empleados y contribuyentes.
Pero ni la Revolución redujo la carga tributaria: Siete años de irregular desempeño por parte de la Secretaría de Hacienda, pues aun cuando seguía utilizado los procedimientos establecidos, los jefes militares exigían desembolsos de dinero, para aquellos bienes como armas y municiones, requerían, entonces, de préstamos forzosos en papel moneda y oro. Cada jefe militar emitía papel moneda y usufructaban los productos de los derechos de importación y exportación de las aduanas que se encontraban en las regiones ocupadas por cada ejército. Las oficinas recaudadoras de Hacienda eran dejadas a su disposición, a fin de proveerse inmediatamente de fondos y los ejércitos caudillos que tenían la posesión de regiones petrolíferas, recaudaban un impuesto metálico, derivado del petróleo.
Vino después un nuevo capítulo en nuestra historia y con este el cobro en el servicio por uso de ferrocarriles; impuestos especiales sobre exportación de petróleo y derivados; impuesto por consumo de luz; impuesto especial sobre teléfonos, timbres, botellas cerradas, avisos y anuncios. Simultáneamente se incrementó el impuesto sobre la renta y el de consumo de gasolina. A la par se incrementaron los impuestos a los artículos nocivos para la salud: 40 por ciento para bebidas alcohólicas; 16 por ciento para la cerveza; se duplicó el impuesto al tabaco; se desarrolló, en parte, un sistema de nuevos impuestos para gravar los artículos de lujo: teléfono, anuncios publicitarios o promocionales.
Hoy, en tiempos modernos, la justificación que la propia Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) da a los contribuyentes para pagar impuestos es que se trata de un mandato constitucional la obligación de todos los mexicanos a contribuir al gasto público del país (www.sat.gob.mx). A eso súmele los derechos, aprovechamientos y aportaciones de seguridad social que, además de los impuestos, usted tiene que pagar.
El no pagar impuestos –dice Hacienda-, impide al gobierno destinar recursos suficientes para cubrir las necesidades de nuestra sociedad, por lo que es fundamental que cumplamos con esta obligación.

Mucha carga para pocos
Y es que dependiendo de si usted es persona física o moral, será entonces su carga tributaria. En términos generales hoy por hoy los mexicanos pagamos Impuesto al Valor Agregado (IVA); Impuesto sobre la Renta (ISR), Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU), Impuesto a los Depósitos en Efectivo (IDE), Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, y la Tenencia Vehicular.
Pero en algunos estados se cobran otros gravámenes como por ejemplo, 2 por ciento al Hospedaje, 2 por ciento a la Nómina y el predial en los municipios, por lo que total, en promedio, más de 60 por ciento de un ingreso se va en pago de impuestos.
Ahora, con el Programa Económico 2010, propuesto por la Federación, se pretende incrementar la lista de gravámenes en México con el cobro de 2 por ciento generalizado para el combate a la pobreza.
Y es que el argumento dado por la Secretaría de Hacienda para esta nueva imposición fiscal es que hoy 50.5 millones de mexicanos no obtienen un ingreso suficiente para cubrir el patrón de consumo básico de alimentación, vestido, calzado, vivienda, salud, transporte público y educación. Dentro de ese total, más de 19.5 millones de mexicanos se encuentran en tal situación de pobreza que no cuentan con los ingresos para cubrir los requerimientos de alimentación establecidos en la llamada canasta alimentaria INEGI-CEPAL.
“La contribución gravaría a la realización de todo tipo de actividades económicas, de tal manera que la carga fiscal no se concentre en sectores específicos, sino que se distribuya de la manera más amplia posible. De esta forma serán objeto de la misma la enajenación de bienes, la prestación de servicios independientes, el otorgamiento del uso o goce temporal de bienes, así como la importación de bienes y servicios”, explica.
Por otra parte, la Federación considera conveniente gravar las comisiones relativas a los créditos cuyos intereses están sujetos al pago de la contribución propuesta, así como las comisiones que cobran las instituciones financieras por prestar sus servicios, para evitar que se utilice la figura de la comisión como una forma de elusión fiscal, al simularla como la contraprestación por la adquisición de un bien o servicio y así eludir el pago de la contribución.
Asimismo, se propone exentar de la citada contribución a la enajenación de bienes muebles usados, excepto cuando son enajenados por empresas, en la medida en que la enajenación de este tipo de bienes es realizada esporádicamente por personas físicas que no serían contribuyentes, tales como los asalariados o las amas de casa, lo que los llevaría a cumplir una serie de obligaciones formales y a adoptar mecanismos de registro y control de la contribución que les fue trasladada al momento en que adquirieron dicho bien para identificar el grado de consumo que el mismo tuvo en su poder, a fin de acreditar la contribución que les fue trasladada, lo que resultaría muy complejo de cumplir y fiscalizar por parte de la autoridad.
La propuesta deberá quedar aprobada o rechazada, modificada o enmendada en diciembre de este año, por lo que su discusión apenas inicia.

El caso chileno
Pero en una rápida revisión a los sistemas tributarios de algunos países latinoamericanos, se afirma que México es el que mayor carga tiene.
Chile, por ejemplo, hoy en día tiene un gravamen que desea imponerse en México el próximo año: los impuestos al consumo, al Valor Agregado, también tiene una tasación de vehículos, un impuesto a las bebidas alcohólicas, analcohólicas y similares; el Impuesto Adicional y hasta quienes radican en el extranjero pagan impuestos.
Los Impuestos que Gravan la Renta son de primera categoría o rentas de capital; de segunda categoría o de rentas del trabajo y el Impuesto Global Complementario.
También existen el Impuesto Territorial, el Impuesto a las Asignaciones Hereditarias y Donaciones e Impuestos a Beneficio Municipal, tales como, los permisos de circulación y la denominada patente municipal (http://home.sii.cl/).
Argentina no se queda atrás: su sistema tributario cobra el Impuesto sobre los Ingresos Brutos, el Impuesto a los Débitos y Créditos, el Impuesto al Trabajo, las licencias municipales de comercio y el Impuesto a las Ganancias.
Brasil por su parte cobra Impuesto sobre Importación, sobre productos industrializados, el Impuesto sobre la Renta, el Impuesto sobre Operaciones Financieras, la Contribución Social sobre utilidad líquida, la contribución para el financiamiento de la Seguridad Social, la Contribución Provisional sobre Movimientos Financieros y finalmente, la Contribución para el Plan de Seguridad del Servidor Público Federal.
La moneda de los impuestos para México está en el aire: las cámaras empresariales han fijado su postura de rechazo a estos nuevos esquemas tributarios los cuales dicen, les dejan poco margen de maniobra pero si les ponen el pie sobre el cuello a los generadores de empleo en este país. A ver qué pasa

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