martes, 19 de junio de 2012

Naranjo y la colombianización de México

Por Yamiri Rodríguez Madrid En 2010, el ex presidente colombiano, Ernesto Samper Pizano, escribía una cruenta verdad que hoy enfrenta México: “Los sapos, como animales que son de sangre fría, no pueden percibir con facilidad los cambios lentos en la temperatura de su entorno; se han realizado experimentos patéticos sobre esta extraña condición colocando algunos de estos pobres batracios en recipientes con agua fría que se va calentando, lentamente, hasta que, al llegar al punto de ebullición, se cocinan vivos sin darse cuenta. Algo parecido les sucede a las sociedades víctimas de fenómenos como el del narcotráfico”. Samper, tiene la calidad moral para expresar lo anterior pues durante su mandato se desarrolló una agresiva política integral de lucha contra el narcotráfico, que incluyó la destrucción de cultivos ilícitos, la destrucción de laboratorios para el procesamiento de drogas, la incautación de insumos químicos, la interdicción aérea y marítima de cargamentos de drogas, la lucha contra el lavado de activos a través de medidas draconianas como la extinción del dominio de bienes adquiridos ilícitamente y el combate de organizaciones criminales como el Cartel de Cali, considerado como uno de los carteles más perseguidos del mundo, que fue totalmente desmantelado durante su gobierno. Con lo anterior, afirman los historiadores colombianos, Samper demostró que este Cartel, acusado de financiar su campaña, estaba en la misma situación de combate de todas las organizaciones criminales colombianas. Pero retomo las líneas del abogado bogotano a propósito del reciente anuncio que hiciera el candidato presidencial de la Coalición Compromiso por México, de tener como asesor en temas de seguridad al ex director de la Policía Nacional colombiana, el mayor general Óscar Naranjo Trujillo. Este hombre, polémico para muchos, recién dejó hace unos días su cargo como funcionario federal en su país natal, donde dirigía a 153 mil policías. Ha ocupando cargos de gran importancia a través de los cuales ha gestado contundentes golpes a la delincuencia común y organizada transnacional; así mismo, ha sido abanderado del permanente fortalecimiento y modernización de la Policía Nacional. Fue gestor de la creación y organización de la Dirección de Inteligencia Policial - DIPOL, Unidad élite desde la cual logró la desarticulación de los carteles de Cali, Medellín y la Costa, resultado de su constante inquietud por la profesionalización del Recurso Humano y la adquisición de tecnología de punta para facilitar la actividad táctica y operativa de los investigadores. En su calidad de líder en la lucha contra el narcotráfico, ha conseguido la captura y extradición de más de mil delincuentes asociados a estas estructuras criminales. Como Director de la Dirección de Investigación Criminal – DIJIN, continuó la lucha frontal contra las estructuras delincuenciales conocidas como Oficinas de Cobro, cuya estructura financiera y de lavado de activos, orquestada por los principales cabecillas relacionados en las listas de búsqueda internacional, se fue desmoronando gracias al trabajo liderado por él. Otros de los cargos de significativa trascendencia institucional desde los cuales lideró grandes proyectos, fueron el de comandante del Centro de Operaciones Especiales (COPES). Fue también asesor de la Dirección del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), Agregado de Policía de la República de Colombia ante el Gobierno de Gran Bretaña, Asesor Oficina Gestión Institucional Policía Nacional, Comandante Policía Metropolitana de Santiago de Cali, entre otros. ¿Qué papel jugará en México en el escenario de que Peña Nieto resulte ganador de los comicios en sólo unos días? La colombianización mexicana apenas está iniciando. Por lo anterior, concluyo con las propias palabras del ex mandatario colombiano: “Lo que aquí está en juego no es si las drogas ilícitas deben o no ser reprimidas -y la discusión es válida en un contexto distinto- sino la propia supervivencia de las instituciones mexicanas como parte de un Estado social de derecho internacionalmente reconocido. Esta decisión colectiva debe partir de consenso sobre la gravedad de la situación para evitar que al país, como en el cuento del sapo, lo cocinen lentamente las fuerzas criminales que hoy lo intimidan”.

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