Yamiri Rodríguez Madrid
El Puerto de Veracruz está
polarizado. La decisión del Tribunal
Electoral de Veracruz, la primera de tres instancias, levantó en armas a los
grupos políticos que quieren gobernar el histórico municipio. Si bien dicen que
en la guerra y en el amor todo se vale, no hay que confundir la gimnasia con la
magnesia, por lo que recurrir al argumento de que hay violencia política de género
contra Patricia Lobeira Rodríguez, la ex candidata de la alianza del
PAN-PRD-PRI, es burdo.
Primero, ¿cuántos de los
que votaron por ella conocerán el segundo apellido de Paty Lobeira de Yunes?
Toda la campaña, como estrategia, se quitó el apellido de su señora madre y utilizó
el de su esposo pues era necesario para tener arrastre electoral y que quienes no
la conocían la asociaran con él. ¿Por
qué no se presentó como Patricia Lobeira Rodríguez? O mejor aún, si ella misma
estaba tan bien posicionada y tenía su propia fuerza, ¿por qué originalmente no
fue ella la candidata en lugar de su esposo Miguel Ángel Yunes Márquez?
Segundo, los argumentos
dados por Morena nada tienen que ver con género, sino con supuestos rebases en
topes de campaña, amenazas a empleados municipales, entre una larga lista, pero
jamás por su condición de ser mujeres.
El que personajes o
instancias como la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) se pronuncien contra
los magistrados que votaron por la anulación de la elección y acusen violencia
política de género, no revertirá la decisión, ni influirá tampoco en la
determinación de los juzgados federales. Todo es con ánimo de influir en la
percepción ciudadana.
Más allá de cuál sea el
fallo final y la suerte que corran los porteños, la lucha feminista les ha
tomado muchas décadas a mujeres valientes, para que ahora los partidos
políticos vengan a mal utilizar la violencia de género para sus propios
interese. Si se les permite, terminará por convertirse en una figura
desgastada, a la que la gente ya ni caso hará. Eso no se vale.
@YamiriRodriguez
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