Yamiri Rodríguez Madrid
Como una nota más, inadvertida, pasó hace
unos días la faena que hicieron la Secretaría de Medio Ambiente y la Oficina
del Programa de Gobierno en tan sólo 40 kilómetros de playas de Veracruz y en
la que se recolectaron toneladas de basura.
De acuerdo con el reporte que emitieron
ambas dependencias estatales, en las playas de Tamiahua, Azul (Cazones), Barra
Norte (Tuxpan), Maracaibo (Nautla), Juan Ángel (Úrsulo Galván), La Bamba (Boca
del Río), Roca Partida (San Andrés Tuxtla), Coatzacoalcos y Tonalá (Agua
Dulce), levantaron, separaron y reciclaron mayoritariamente colillas de
cigarros, tapa roscas, botellas de refresco y latas de cerveza, pero claro,
también hay pañales y demás desechos que dejan los que van a nadar a las playas
y ni por error recogen.
A eso sumemos que la Universidad
Veracruzana (UV) había dado a conocer el aumento de los desechos electrónicos; cada
cuatro meses que realizan sus reciclones, son cerca de 20 toneladas las que
recolectan, principalmente de celulares, pantallas y tabletas. Lo desechable es
una cotidianeidad.
¿Quiere otro dato? Empresas especializadas
en recolección de residuos orgánicos alertan que cada mes, son cerca de 70 toneladas
de aceite vegetal usado en las cocinas veracruzanas los que ellos acopian.
Ahora veamos el nivel de nuestros ríos,
lagos y lagunas; muchos están sumamente bajos y otras, como la del Farallón en
Actopan, de plano desaparecieron. Si no me cree, dese una vuelta por
Banderilla, por Coatepec, o el municipio que le quede más cerca y lo
comprobará. Increíble que llegáramos a este punto en un estado en el que lo que
sobraba, era el agua.
Hoy el termómetro marca 35 grados en
regiones donde antes era impensable, como Xalapa y Coatepec; el chipi-chipi en
la región simplemente desapareció un día y no nos dimos cuenta. Lo que estamos viviendo es una escena dantesca
y, si no actuamos todos, viviremos duros momentos como lo que ya sucede en Nuevo
León. La colilla no llega sola a la
playa; el aceite quemado que tira por la tarja tiene una consecuencia; todo lo
que hagamos o dejemos de hacer, repercutirá en nuestro futuro inmediato. Bien decía el filósofo Thomas Hobbes: el
hombre es el lobo del hombre.
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