viernes, 31 de diciembre de 2010

Ninis, la generación perdida

Por Yamiri Rodríguez Madrid.

Antaño, cuando un joven conocía a otro le preguntaba: “Y tú, ¿estudias o trabajas?”. Hoy, eso ha quedado atrás. Y es que si bien en los 90’s se hablaba de la llamada Generación X, en este nuevo siglo emergen los llamados NINIS, es decir, aquellos que NI estudian, NI trabajan.
En México, el fenómeno se ha convertido en una preocupación, pues de acuerdo con las cifras oficiales, se estima que 7 millones de jóvenes se encuentran en esta situación. Veracruz, por supuesto, no es la excepción.
El rechazo en el ingreso a las universidades, la sobresaturación de las carreras, la escasez de empleos, los sueldos bajos, el alcoholismo y la drogadicción, son algunos de los fenómenos que, a decir de los especialistas, han propiciado la generación de esta nueva filosofía de vida.

La Generación X.
Por décadas, la juventud ha sido sujeto de estudio de los sociólogos: en los 60’s se hablaba de los rebeldes, en los 70’s de los baby boom y en los 90’s, de la llamada Generación X, esta última antecesora de los NINIS.
Así, a quienes nacieron en los años 70’s y, por su tipo de conducta, se les bautizó con este término, el cual aglutinaba una serie de características, entre estas el ser la generación de la apatía o la generación perdida: el rechazo inmóvil, una rebeldía-conformista, siempre rechazando la religión, tradiciones generacionales, patriotismos e incluso a la misma familia.
Esta generación, de acuerdo con diversos estudios, se vio afectada por el bombardeo del consumismo a través de la televisión –que por cierto le tocó la transición de blanco y negro a color-; la manipulación del sistema político, la llegada del Internet, el fin de la guerra fría con la caída del Muro de Berlín, la aparición del VIH Sida, lo que conformó, dicen, el perfil X.
En la música grandes exponentes emergieron con el estandarte de generación X: Sonic Youth, REM, Pearl Jam, Alice in Chains y Nirvana, quien a través de It Smells Like Teen Spirit, de la inspiración de su líder grunge, Kurt Cobain, marcó lo que sería el himno de esta generación de jóvenes.
En nuestro país, estos jóvenes se caracterizaron por el subempleo –taxistas, repartidores y taqueros con un titulo universitario-, la falta de compromiso y poca tolerancia –lo que hace que la mayoría de las parejas de esta generación estén divorciadas-, así como por vivir con sus padres o continuar recibiendo apoyo de ellos. Conocidos también como la generación del Tío Gamboín, los Thundercats y Karate Kid.
Así, sin expectativas, esta generación vivió en una constante apatía, pensando en sus vidas pero a la vez sin manifestarse ante un futuro nada acogedor. Sabiendo de antemano que no se podía cambiar la situación: estudiaron una carrera para terminar de oficinistas mediocres o en trabajos mediocres cuyos puestos de directivos, mejor remunerados y de mayor responsabilidad estaban saturados por la generación anterior, mucho más numerosa. Esa fue la Generación X.

Por las mañanas libres, por la tarde desocupados
Pero hoy llegan los ninis a escribir su propia historia. En países europeos como España, el fenómeno ha tomado más auge que nunca.
Si bien, dicho término aún no está considerado en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, este comienza a definirse como aquellos jóvenes que abandonaron sus estudios prematuramente, seducidos por el dinero fácil que les proporcionaba un boom económico, ávido de mano de obra poco cualificada.
“Ayudar a su familia o independizarse económicamente de ella, comprar ropa de marca, pagar copas, tener una cajetilla de tabaco americano mostrando poderío en los vaqueros de última moda, pasear a las chicas en vehículo de dos o cuatro ruedas les confería el poder de deslumbrar, de seducir y seducirse a golpe de consumismo, y ya no era cuestión de esperar cinco años lo que se podía conseguir en cinco minutos. Cinco minutos, sólo cinco minutos era el tiempo que tardaban los tutores en extender la autorización necesaria para poder trabajar legalmente a partir de los 16 años. Cinco minutos, para convertir a un adolescente en hombre, para incrementar el fracaso escolar hasta 30 por ciento y subir la tasa de empleo a límites casi europeos, a caballo del boom de la construcción”, es una de las definiciones que a través de su portal oficial en la web (www.ninis.org) se da a la palabra ninis.
Un día la confianza se quebró y se paró la economía, de forma tan violenta como grande fue el exceso –prosigue el documento-, el joven cayó en la gran trampa que la sociedad había urdido a su alrededor y, como siempre ocurre, el más débil fue la gran víctima; ahora ya ni estudia ni trabaja, ahora se autodefine como un nini, que engrosará las listas del paro hasta que vuelva a crearse empleo, pero mucho empleo, para que sea capaz de absorber la mano de obra tan extensa y poco cualificada como la que él representa.
“El nini cree que esto será dentro de unos meses, quizás un año. Ya ni tan siquiera busca empleo, ahora vive de sus padres como aconsejó el propio gobierno, duerme mucho, merodea por parques a cualquier hora y corteja sin mayor pretensión”, concluye la definición.

Las cifras en México
En nuestro país, diversas dependencias e instituciones le han entrado al toro por los cuernos. Por citar un ejemplo, el Instituto Mexicano de la Juventud, ha dado a conocer que 7 millones de jóvenes, la mayoría mujeres, ni estudian ni trabajan.
Y es que aunque este 2010 ha sido decretado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), como el Año Internacional de la Juventud, lo cierto es que las cifras dadas por Consejo Nacional de Población (Conapo) demuestran que los jóvenes están inmersos en tareas productivas, pues en 2009, cuatro de cada 10 realizaban alguna actividad económica y poco más de tres de cada 10 estudiaban, mientras dos de 100 iban a la escuela y trabajaban al mismo tiempo.
Esta área de la Federación incluso recientemente elaboró un informe denominado La Situación Actual de los Jóvenes en México, un documento en el que se pretende dar a conocer las condiciones de vida de los jóvenes mexicanos de diversos contextos, en diferentes ámbitos de su desarrollo, como la educación, la salud –con especial énfasis en la salud sexual y reproductiva-, el trabajo y la formación de la familia.
“En el año 2009, uno de cada dos adolescentes tenía como única actividad el estudio, tres de cada diez se dedicaban sólo al trabajo y poco más de uno de cada diez realizaba actividades domésticas como tarea principal. Para los adultos jóvenes estas actividades se distribuían, en el mismo orden, en 17.1, 58.1 y 21 por ciento. En otras palabras, la tendencia entre el estudio y el trabajo tiende a invertirse de un grupo de edad al otro, con el consecuente cambio en la participación laboral de adolescentes y adultos jóvenes”, señala el escrito.
Otro ejemplo de lo anterior son los datos arrojados por la Encuesta Nacional de Juventud 2005, la cual señalaba que entre los jóvenes de 12 a 14 años, 6.3 por ciento no estudiaban ni trabajan. En la misma condición se encontraba 16 por ciento de los habitantes entre 15 y 19 años; en lo que hace al grupo poblacional de entre 20 y 24 años, 29 por ciento eran ninis, mientras que el mayor porcentaje, 34.1 puntos, se presentaban entre los jóvenes de 25 a 29 años.
En términos relativos, la mayor proporción de los jóvenes –explica el documento-, sólo se dedica a estudiar, esto suma 43.7 por ciento del total de la población juvenil, La mayor parte la aporta el grupo de jóvenes entre 12 y 14 años de edad. Quienes sólo trabajan ascendían a 28.8 por ciento y era también el grupo con mayor edad (25-29 años), los que desempeñan actividades laborales como condición preponderante. En esa ocasión, los jóvenes que no estudiaban ni trabajaban sumaban 22 por ciento y se trataba fundamentalmente de mujeres entre 20 y 29 años de edad. Quienes se desempeñaban en ambas esferas (el estudio y el trabajo) eran sólo 5.3 por ciento de la población juvenil, y de ellos la proporción más elevada la tenían los hombres entre 20 y 24 años y las mujeres entre 15 y 19 años de edad
Pero peor aún. En términos de expectativas, se les pidió su preferencia entre estudiar o trabajar. De acuerdo a la edad, entre los 12 y 14 años prefirieron estudiar, aunque una buena parte de ellos optó por no estudiar ni trabajar. Los jóvenes entre los 15 y 19 años se encontraban sumamente divididos en ambas esferas, y muy pocos optaron por desempeñar ambas actividades de manera paralela.
Lo anterior, hay que contrastarlo con la información generada en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2009, en la cual se menciona que los ninis eran cerca de 280 mil jóvenes

Veracruz y el fenómeno.
Obviamente, Veracruz no escapa a este fenómeno. La edad mediana en el estado, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), es de 24 años. Comuna densidad de 55 habitantes en promedio por kilómetro, las tasas de desocupación son prácticamente mínimas.
Lo anterior lo podemos ilustrar en el hecho de que la Tasa de Desocupación para el primer trimestre del presente año era de 5.3 por ciento, aunque en el mismo periodo, pero del 2008, era de 3.5 por ciento.
Sobre esto, el ex titular del Comité de Planeación para el Desarrollo de Veracruz (Copladever), Rafael Arias Hernández, estimó que las cifras no son alarmantes dado el crecimiento de la oferta educativa a nivel superior en el estado, a través de un sinnúmero de instituciones privadas y al apoyo a través de becas que proporciona el gobierno.
“Eso disminuye el efecto nini, pero también han disminuido las remesas. No ha habido el empleo suficiente y tenemos en general problemas. Lo que es cierto es que precisamente el empobrecimiento de un país lleva a ofrecer menos oportunidades a los jóvenes y tenemos que darle seguimiento con mucha responsabilidad a este fenómeno relativamente nuevo porque ya ha sucedido en otras épocas”, comentó.
A la par el ex funcionario estatal precisó que si bien existe la presencia de ninis en la entidad, de los 2.7 millones de jóvenes veracruzanos que no han concluido su educación no pueden ser etiquetados con estas características.
“Obviamente, de los 7 millones de ninis que se estima habitan en el país, un porcentaje será de veracruzanos”, remató Arias Hernández.
Y es que como dicen popularmente: hoy, muchos jóvenes veracruzanos por las mañanas están libres y por las tardes desocupados (L).

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