Por Yamiri Rodríguez Madrid
Este miércoles, las dirigencias nacionales
del PAN, PRI y PRD, emitieron un comunicado en el que condenan la violencia
política desatada en el país contra sus candidatos. Como ejemplo de lo anterior
citaban el acoso policial de Luis
Cobo Fernández, candidato a diputación federal en el distrito de Tehuacán,
Puebla; la persecución política de Jesús Giles, candidato a Presidente Municipal
de Santa Clara Ocoyucan, Puebla; y la
detención ilegal de Rogelio Franco Castán y de Gregorio Gómez Martínez,
candidatos a Diputado Fedetal y Presidente Municipal en Veracruz;
Justo esta semana, Sergio Cadena Martínez,
líder estatal del Sol Azteca, hacía un llamado en el mismo sentido. Lo cierto
es que, en el caso veracruzano, les ha tocado a todos parejo.
En el sur de Veracruz, en Soteapan, el
líder municipal del PRI e integrante del Movimiento Antorchista denunció abusos
policiales por su función.
Lo que no puede continuar, es que no
exista una estrategia para frenar la violencia en términos generales. Es
imposible ponerle un guarura a cada uno de los candidatos en los 212
ayuntamientos veracruzanos, como imposible sería que nos pusieran seguridad a
cada uno de quienes habitamos en Veracruz.
Estos hechos, que se dan por semana al
menos en nuestro estado, inhiben además la participación ciudadana. Hoy ser
político es casi tan peligroso como ejercer el periodismo. Estamos a punto,
seguramente, de romper algún indicador internacional por el número de asesinatos,
agresiones y detenciones de políticos, como lo hemos hecho con el ejercicio del
periodismo, ubicándonos a niveles similares a los de países en guerra como
Irak.
Ante este panorama de sangre, hay
autoridades a las que en los términos del morenismo, la veda electoral les
cayó como anillo al dedo y de ahí se agarran para no comunicar, aunque en
términos de la ley ese filtro no aplica para salud, protección civil y seguridad.
@YamiriRodriguez
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