Yamiri Rodríguez Madrid
Hace unos días, comenzó a circular en
redes sociales, el pésimo estado en que se encuentra la Biblioteca Publica
Central Estatal de la Ciudad de Xalapa, ubicado en la céntrica calle de Juárez
e identificada con el número 2. Desafortunadamente, la negligencia de nuestras
autoridades está provocando que en un breve tiempo pudiera perderse y, lo que
es peor, no es el único.
Justo en octubre de 2018, en este mismo
espacio, hablaba de lo deplorable en que estaba el inmueble. Desde entonces,
con solo pasar por su frente, causaba pena su estado, imagínese cómo está al
entrar. Hace años nadie pinta la antigua casona que forma parte del polígono
histórico del primer cuadro de Xalapa, mucho menos se ocupan de su interior,
por lo que algunos ejemplares ya se están perdiendo, ante la indiferencia, la
indolencia, de las autoridades supuestamente encargadas de custodiarla.
De acuerdo con la organización civil
Xalapa Antiguo, antes que don Rafael Hernández Ochoa inaugurara la biblioteca,
fue la Oficina de Correos de la capital veracruzana. Han pasado dos
gobernadores, el cuatrienio municipal está a punto de concluir y nadie ha sido
capaz de darle una pintada por lo menos a la vieja casona del siglo XX; ojalá y
Ricardo Ahued Bardahuill se encargue del edificio en enero que inicie su gobierno.
Es cierto que son pocas, muy pocas las
personas que acuden hoy a una biblioteca, aunque ese mal viene mucho antes de
la pandemia. Si no tomamos un libro más que para calzar una
mesa, es difícil exigirle a un menor que haga lo mismo. Si nuestros 30 minutos
de lectura diaria son el Facebook o el TV Notas, no nos digamos sorprendidos
cuando los más pequeños repliquen nuestro ejemplo. Quienes tenemos 40 años y
más, sabemos bien lo importante que era hace más de tres décadas tener una
buena enciclopedia en casa, o por lo menos un diccionario, cuando la tarea era
investigar el significado de las palabras o un suceso de la historia. Si no había en casa, había que ir a la biblioteca de la escuela o de la ciudad, hurgar
en el fichero el estante dónde se ubicaba y si se podía, llevar a préstamo a
casa. Hoy con el Rincón del Vago, Wikipedia y Tareas.com, se ha
perdido. Venimos de una generación a la que nos duele ver el abandono en
que se encuentran nuestras bibliotecas,
invadidas por la humedad, consumidas por la polilla, empolvándose,
deteriorándose, olvidadas y sin promoción por parte de nuestras autoridades
para que se visiten. Por la lectura, todo esfuerzo es significativo: los
círculos de lectura, la cuenta cuentos, las ferias de libros, rescatar nuestras
bibliotecas. Esperemos que la de la Ciudad, no pase a la historia.
@YamiriRodriguez
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