jueves, 3 de febrero de 2011

El Vocero oficioso de Xalapa

“Triunfar no es acumular riquezas sino poder vivir al servicio de Dios”: Quintín López

Por Yamiri Rodríguez Madrid

Desde hace ya varios años domingo a domingo los medios de comunicación recurren a Quintín López Cessa, quien lo mismo puede hablar sobre temas políticos o sociales, que conservadores o controversiales.

Oriundo de la Ciudad de los Treinta Caballeros, de donde salió a la edad de los 12 años, es hoy la voz de la iglesia, es el vocero de la Arquidiócesis de Xalapa, pero además un reconocido líder de opinión en la ciudad.

El reconocimiento poco le importa, pues para él el verdadero triunfo es poder llegar a ser un buen samaritano, sin importar si se tomaron los votos o no.


Un abarrotero con sotana.
El padre Quintín López Cessa nació en Córdoba, al igual que sus cuatro hermanas y su hermano; en esa ciudad su padre tenía una tienda de abarrotes, justo a media cuadra del mercado municipal, por lo que desde pequeños ayudaban en las labores cotidianas.

Aun con todo el tiempo que les acaparaba atender el negocio, en el seno familiar se procuró una formación moral para los seis hijos del matrimonio López Cessa: acudían a misa todos los domingos y participaban en las actividades de la iglesia.

Una invitación de su primo cambiaría a los doce años su vida, pues fue entonces cuando descubrió que su vocación era la vida religiosa.

“A él lo invitaron, cuando terminó sexto de primaria igual que yo, a algo que llamaban preseminario. Eran quince días de venir a Xalapa para conocer el Seminario y hacer algunas pruebas de capacitación. Él me invitó a mi, me llamó la atención y me quede; mi primo estuvo los quince días y se fue”.

La secundaria la cursó en el Seminario menor; empero el bachillerato lo tuvo que estudiar en el Colegio Preparatorio –la Prepa Juárez-, pues para que les validaran los estudios debían acudir a esas aulas.

Posteriormente, como la mayoría de los religiosos, hizo una licenciatura en Filosofía, además de los rigurosos cursos de Teología, latín y griego; En Roma se preparó como licenciado en Teología Moral, después vino el ministerio sacerdotal.

Años después el padre Quintín considera que los valores que su familia le inculcó han sido trascendentes en el camino recorrido: el trabajo y la honestidad son fundamentales sin importar si se es religioso o no.

Incluso recuerda que siendo seminarista, en sus vacaciones, cuando regresaba a Córdoba, ayudaba a sus padres en la tienda. Lo hizo también después de ordenarse.

“Alguna vez yo recuerdo que siendo niño me puse contento porque una señora dejó en el mostrador el vuelto y yo dije dentro de mí: ya salió esto pero mis padres me dijeron que la alcanzara y se lo regresara, entonces trabajo y honradez fue lo más importante que me enseñaron”.


Vocero oficioso, no oficial.
Tantos años después no imagina su vida sin los hábitos, aunque reveló que estudiando el bachillerato tuvo la precaución de estudiar en el área de Ciencias Exactas, pues año con año en el Seminario se hacía una lista de quienes no regresarían al siguiente, y él siempre figuraba en estas.

“No es que dudara que Dios me llamara pero estudie exactas porque si no seguía estudiaría ingeniería o algo así, aunque lo más probable es que terminara siendo comerciante.”

Ahora la labor de Quintín López Cessa es salir domingo a domingo, a los medios de comunicación, a fijar la postura de la Arquidiócesis de Xalapa en torno a los temas que están sobre la mesa: lo mismo puede ser la píldora del día después o el matrimonio entre parejas del mismo sexo que los cambios al interior de la administración estatal o la contratación de un nuevo préstamo.

Pudiera parecer una tarea difícil, sin embargo el padre asegura que es una labor de lo más sencilla, aunque requiere de toda la confianza del arzobispo, Sergio Obeso Rivera.

“El vocero oficial tiene la responsabilidad de hablar en nombre de la Arquidiócesis de Xalapa y el vocero oficioso es aquel que da una palabra de parte de la iglesia diocesana pero que no la da en nombre de esta, entonces yo propiamente expreso mis opiniones y eso implica la confianza que me tiene el Obispo”.

Para el padre hoy el éxito no es el reconocimiento entre la sociedad que pueden darle sus declaraciones dominicales o la acumulación de los bienes materiales, sino el poder vivir al servicio de Dios y ser un buen cristiano, estar abiertos a la gracia de Dios.

“Todo lo que sucede en la vida personal es bueno porque Dios lo ha permitido, por eso ser cristiano es un gran regalo porque es como tener su sabiduría gratis nada más con una actitud de escucha. Triunfar es poder crecer en el amor a la gente a través de un servicio desinteresado.”

No hay comentarios: