Por Yamiri Rodríguez
Hoy en día, en grandes ciudades estadounidenses los café conceptos se han convertido en la moda para la llamada generación Hipster. Poder degustar un buen café colombiano o veracruzano, mientras leen un buen libro con música alternativa de fondo es muy bien pagado.
Y es que mientras que muchos han menospreciado a la costurera que hace las faldas para los bailables o incluso al ebanista, ellos son en realidad empresarios culturales. Lo cierto es que aún no tenemos la visión europea de que son oficios y profesiones que dejan millones de pesos anuales a nuestra economía.
A decir de la UNESCO, las empresas creativas, son aquellas donde se combina la creación, producción y comercialización de contenidos creativos y culturales y representan un bien económico singular que a su vez contribuye a un desarrollo sustentable de una comunidad.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), incluso ha editado un libro denominado La Economía Naranja: una oportunidad infinita, el cual es un manual que plantea la riqueza enorme basada en el talento, la propiedad intelectual, la conectividad y por supuesto, la herencia cultural de nuestra región. Al terminar este manual, -dice el BID-, usted contará con una base informativa que le permitirá comprender y explicar qué es la Economía Naranja y porqué es tan importante, además de haber adquirido herramientas de análisis para aprovechar mejor las oportunidades que se esconden en las avenidas del conocimiento que constituyen las artes, los medios y las creaciones funcionales. El libro, por cierto, está disponible de manera gratuita en línea.
En Xalapa, este tipo de establecimientos, como los cafés temáticos, los tenemos prácticamente en cada esquina, lo mismo que las librerías, las tiendas de artesanías, las galerías, restaurantes de cocina de autor y muchos otros negocios que forman parte de la economía cultural, sin tomarles la importancia debida.
En total, entran en este rubro la arquitectura, la artesanía, arte urbano, artes culinarias y cocina tradicional mexicana, animación, antigüedades, bibliotecas y bibliotecas digitales, café literario, cerámica, cine y video, corrección editorial y asesoría lingüística, curaduría, danza, dibujo, diseño editorial, diseño de modas, diseño gráfico y diseño industrial.
Asimismo se cuenta el diseño interior, ebanistería escenografía y montaje, escuelas y talleres de artes, escultura, espacios culturales comunitarios, fotografía, galería, gestión y promoción cultural, grabado, guión cinematográfico, iluminación, instalación, joyería, lauderia, literatura, medios alternativos, museo, música, orfebrería, pintura, publicaciones impresas, digitales y en audio, publicidad, radio, restauración, teatro, televisión, títeres, trabajo en vidrio y vitrales, turismo cultural, vestuario, videojuegos y cómics y web y multimedia.
Por eso, y para darle un verdadero impulso a la economía cultural veracruzana, el Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC), no sólo ha comenzado a dar asesoría gratuita a los más de 50 giros existentes, sino que además realizará este fin de semana el Primer Foro Empresas Culturales y Creativas de Veracruz. Se trata pues de una serie de talleres, mesas de diálogo y conferencias para promover el valor del trabajo cultural y de las empresas que lo realizan.
No pierda de vista este dato que proporciona el IVEC: para ser reconocido como una empresa cultural, es necesario contar con un registro en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), ya sea como persona física con actividad empresarial, por régimen de incorporación fiscal o como persona moral, sea una asociación civil u otra modalidad considerada por la SHCP. Las actividades relacionadas con las empresas culturales, o giro, pueden incluir distintas disciplinas y aportes, tales como: arte urbano, antigüedades, bibliotecas, café literario, turismo cultural, corrección editorial, videojuegos, escuelas y talleres de artes, etcétera.
En Veracruz tenemos una mina de oro en este rubro, hay que comenzar a ordenarlo.
@YamiriRodriguez
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