lunes, 28 de marzo de 2016

Víctima una vez, víctima mil veces



Por Yamiri Rodríguez Madrid

Los protocolos internacionales en materia de los derechos de las mujeres víctimas de la violencia hacen hincapié en la necesidad de no revictimizarlas.
Es decir, ya pasaron por el trauma de ser ultrajadas en sus cuerpos, como para que los medios de comunicación hagamos, de nueva cuenta, apología de la violencia con que fueron sometidas.
¡Loco de celos la mató!, ¡Enfermo abusa de menor! y así una serie de calificativos donde se “justifica” el actuar del culpable y se le sigue poniendo el dedo sobre la llama a la mujer.
Así, en la nota roja, en las redes sociales, es común leer, paso a paso, el viacrucis por el que tuvieron que pasar, lo cual revive su dolor, el de su familia y hace que otros copien esos “modelos” de conducta.
Lo anterior lo traigo a colación por el caso de los Porkys de Costa de Oro, donde la tragedia de una jovencita ha vendido muchos periódicos y generado muchas visitas a portales web (Por cierto, los primeros Porkys fueron en Xalapa, en 2001, cuando un grupo de Juniors, hijos de funcionarios de primer nivel en ese sexenio, asesinaron fuera de la Torre Hakim a Humberto Palomeque Ruiz).
El caso que tiene ya casi un año que se suscitó fue revivido mañosamente con fines electorales, convirtiéndose en un tema que prácticamente ya todos los hogares de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río y de Xalapa han tratado, y no falta la mesa de café donde se discute.
Pero, ¿a quién le importa realmente la joven? ¿Quién vela, más allá de su familia, por su integridad mental? ¿Cuántas más como ellas hay y nadie pide justicia, solo porque sus chacales no tienen apellidos rimbombantes o una clase social acomodada?
La violencia de género es un tema que nos compete a todos, sobre todo en un estado donde los feminicidios están a la orden del día.  El respeto por las víctimas debe priorizarse.  No podemos convertirnos, jamás, en segundos agresores.

@YamiriRodríguez

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