Por
Yamiri Rodríguez Madrid
El estado de
Veracruz se ha destacado por ser una de las entidades con mayor riqueza en
lenguas indígenas. Desafortunadamente, éstas
se extinguen una a una. Primero, porque entre las etnias ya no hay un interés
de los más jóvenes por aprenderlas y, segundo, porque tampoco hay los
suficientes recursos para que las autoridades las dejen morir.
Este fin de
semana, el catedrático de la Facultad de Idiomas de la Universidad Veracruzana
(UV), Enrique Vez López, dio a conocer una noticia que para los veracruzanos y
los mexicanos no debe pasar desapercibida: el totonaco misanteco está a punto
de desaparecer.
De acuerdo con
este interesante estudio, en la franja serrana que comprende los municipios y
comunidades asentadas entre Naolinco y Misantla, ya sólo quedan 246 hablantes
del totonaco misanteco.
Para que usted
dimensione la magnitud del problema, en 1940, había 2 mil 500 personas
hablándolo. En casi 80 años se extinguieron al 10 por ciento, por lo que de
mantenerse el ritmo decreciente, seremos testigos mudos de que cómo se borró
dicha lengua de la faz de la tierra.
Lo peor es que
de acuerdo con el experto, cada 75 días una lengua desaparece sin que prácticamente
ninguno de nosotros se inmute. En el
inicio del siglo aún quedaban 6 mil en todo el mundo y, al paso que vamos, en
el siglo XXII quedarán solo la mitad.
Como el
totonaco misanteco están prácticamente todas las lenguas que se hablan en
Veracruz.
Si bien la
Academia Veracruzana de las Lenguas Indígenas (AVELI), hace un estupendo
trabajo, la precariedad financiera les ata las manos. No basta únicamente con traducciones, sino
de propagar las semillas de estas agonizantes lenguas. En prácticamente todas las escuelas se
enseña por lo menos una embarrada de inglés, ¿por qué no de náhuatl, totonaco,
mije u otra lengua veracruzana?
Salvo la
Universidad Veracruzana, ninguna otra institución la imparte. Vemos la apertura de academias de idiomas que
hasta mandarín nos pueden enseñar, pero ¿por qué no una lengua indígena? Escasa
demanda, vergüenza, vaya usted a saber, lo cierto es que tristemente nuestras
raíces se mueren una a una.
@YamiriRodriguez
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