Yamiri Rodríguez Madrid
Con 469 votos a favor y solo una
abstención, esta semana la Cámara de Diputados avaló en la Constitución la obligación de las
empresas de hacer aportaciones al Fondo Nacional de Vivienda para asegurar
viviendas dignas a sus empleados. Esto viene a cerrar la pinza del anuncio
presidencial de que en esta administración se construirá un millón de
viviendas: 500 mil viviendas por parte del Infonavit para derechohabientes y
500 mil a cargo de Conavi para población no derechohabiente.
De acuerdo a lo expuesto por la
presidenta Claudia Sheinbaum el pasado 14 de octubre, será una inversión de 600
mil millones de pesos que inicia en 2025 con la construcción de 165 mil
viviendas, además de la creación del Programa de Vivienda en renta para
jóvenes, con precios asequibles de arrendamiento.
En Veracruz, de acuerdo con diversos
especialistas, se estima un déficit de 400 mil viviendas que incluye, tanto la
falta de nuevas viviendas como la necesidad de mejoras o ampliaciones en las
viviendas existentes. Esto implica que muchas familias no tienen acceso a una
vivienda adecuada o viven en condiciones de hacinamiento y que no cumplen con
estándares mínimos de habitabilidad, ya sea por falta de servicios básicos como
agua, drenaje, o electricidad, o porque las construcciones son deficientes o
requieren ampliaciones. Las zonas rurales y marginadas son las más afectadas
por este déficit, aunque también se observa en áreas urbanas, donde la demanda
de vivienda crece debido a la migración interna y el crecimiento demográfico.
A esto sumemos a que desde hace
años se ha expuesto el tema de que ya no hay prácticamente reservas
territoriales del estado. Construir en
las periferias termina por resultar mucho más costoso para el desarrollador -en
este caso será si y solo sí, el gobierno-, pues tiene que urbanizar y llevar
una cascada de servicios que van desde luz, agua, drenaje, hasta escuelas,
parques, calles y carreteras y transporte público, así como para quien vivirá
ahí, pues trasladarse le resulta costoso en términos económicos, pero también
en tiempo de calidad con su familia.
Será así todo un enorme reto, sin
dejar de lado el enorme boquete que generarán al sector de la construcción, al
dejarlos fuera y no son solo a los constructores, sino a los albañiles,
carpinteros, electricistas y todo aquel que vive de esto.
Aun así, hay que conceder el
beneficio de la duda.
@YamiriRodriguez
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