martes, 11 de enero de 2011

China en el siglo XXI, ¿Hacia una nueva bipolaridad?

Introducción

La catedrática de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), María Cristina Rosas, presentó hace casi 3 años, en las instalaciones del Colegio de Veracruz, su más reciente obra titulada China en el siglo XXI, ¿Hacia una nueva bipolaridad? Ahí, la también impulsora de la iniciativa sobre resolución de conflictos internacionales, esbozó ahí no sólo una breve semblanza histórica de China, sino que dio todos los detalles que hacen pensar a los especialistas que va camino a convertirse en una gran potencia, pese a ser uno de los escasos símbolos del comunismo en el mundo.
A la par, describió las relaciones estratégicas que ha montado, sus diferencias y posturas ante el gran hegemón mundial –Estados Unidos-, así como las relaciones políticas que ha establecido con otros estados, incluido por supuesto México.
Por lo anterior, el objetivo del presente ensayo no es hacer un resumen de lo esbozado por la especialista, sino vincular sus principales ideas con otros estudios que sobre China se han hecho recientemente: tal es el caso del libro Cuentos Chinos, del periodista argentino Andrés Oppenheimer.
A la par, se pretende encajar a México en esta problemática del desafío chino desde un punto de vista económico e ideológico.

China en el siglo XXI, ¿Hacia una nueva bipolaridad?
Las relaciones diplomáticas entre México y la República Popular China datan de la década de los 70’s: 36 años en los que ambos estados han sufrido vertiginosos cambios en lo político, económico y social.
Si bien, México ha vivido insertado dentro de un modelo económico capitalista, lo cierto es que China, la comunista, es hoy la economía de mayor crecimiento en todo el mundo.
La clave para esta nación asiática ha sido separar su ideología de los negocios: así Beijing se postula como uno de los principales centros financieros mundiales.
Así, China se perfila como la principal amenaza para Estados Unidos, no sólo por el desplazamiento que ha hecho en los mercados, sino debido a su capacidad armamentista y las relaciones establecidas con otros estados como por ejemplo, Rusia, la India, Japón e incluso Europa. De ahí que hoy se hable de una nueva bipolaridad mundial.
Empero, esta nación aún tiene muchos desafíos propios por resolver, entre estos la disparidad económica de su población, la cual es la mayor del mundo, así como sus problemas políticos con Taiwán y el Tibet, los cuales no se descarta pudieran desbordar en conflictos de mayor dimensión en los cuales pudiera verse involucradas diversas naciones: el pretexto perfecto para los Estados Unidos.

El desafío asiático
¿Por qué prepararse ante la amenaza china? De acuerdo con un estudio del Consejo Nacional de Inteligencia (CNI), para el 2020 China se habrá convertido en el contrapeso económico de los Estados Unidos. Los números hablan por sí solos: anualmente tiene un crecimiento económico en promedio de 9 por ciento –el mexicano es de 4 puntos-, aunque para dentro de poco más de diez años espera cuadriplicar la cifra, por lo que de cumplirlo habrá reducido drásticamente sus tasas de pobreza (Oppenheimer, 2006).
El primero que debe prepararse ante el surgimiento vertiginoso de la competencia es los Estados Unidos, no sólo por razones económicas sino porque el país oriental está buscando establecer alianzas que le ayuden a evitar los embates que el hegemón de occidente tiene bajo la manga, como la cuestión de derechos humanos de niños trabajadores, la ocupación en el Tíbet, o el apoyo, en todos los sentidos, que desde hace años viene otorgando a su enemigo: Taiwán.
En vía de mientras China alega un desarrollo pacífico y Estados Unidos, que reconoció a la República Popular China en la década de los 70's, establece la más grande representación diplomática en tierras comunistas.
La amenaza velada, por llamarla de alguna manera, radica en el hecho de que el prodigio chino pueda ser un modelo a imitar, en todas sus facetas, por los países latinos, lo cual traería consigo mayores índices de corrupción y formas modernas de explotación humana sustentadas en el principio de que el fin justifica los medios.
Por lo menos esto último, sino bien no es un proverbio chino ni una enseñanza de Confucio, le ha funcionado al Partido Comunista pues desde 1978, año en que inició su transformación económica con rumbo al capitalismo, una buena parte de la población carece del acceso gratuito a la salud o a la educación. Fue una exageración el intentar borrar de un plumazo una actitud paternalista que se venía fomentando de décadas atrás.
Peor aún puede ser para América Latina el tener un mayor número de representantes pseudo populares que únicamente buscan el autoritarismo cobijados en el principio de la no intervención, como Chávez Frías o Fidel Castro.
Hoy 60 por ciento de la economía china está privatizada, o en manos del sector no gubernamental como prefieren referirse ellos, además de que cuenta con cerca de 10 mil empresarios que superan cada uno una fortuna de 10 millones de dólares (Oppenheimer, 2006) –en México tenemos ya al hombre más rico del mundo, Carlos Slim, contra millones y millones de pobres-, empero, éste es un riesgo que corre pues, tal y como ha sucedido en otros países, ésta élite puede llegar a formar una oligarquía para preservar sus propios intereses y no tener que cumplir con el principio comunista de que una vez alcanzada la estabilidad económica, debe ser compartida.
¿Se puede ser un capitalista de espíritu comunista?, lo cierto es que a China le ha funcionado bien eso de persignarse con la izquierda y cobrar con la derecha.

México: ¿el país que se quedó dormido?
Lo que es cierto es que se está construyendo un nuevo orden mundial y China es un factor clave en este proceso. En el caso específico mexicano, este estado nos ha desplazado como segundo socio comercial de los EU, por lo que se hace indispensable contar con mayores herramientas analíticas para definir el curso de las relaciones exteriores de nuestro país hacia esta parte del continente asiático.
Y es que mientras nosotros seguimos crédulos de la demagogia política, en China, la comunista China, le apuestan a la educación de la gente como factor primordial de la competitividad. Sin ir más lejos, en el caso del Estado de Veracruz, la educación sigue siendo su asignatura pendiente –y reprobada- pues tan sólo en Soledad Atzompa, donde hay escasos 7 mil habitantes, la tasa de analfabetismo es de 42.27 por ciento, mientras que 65.66 por ciento de la población no concluyó la primaria. En promedio en todo el Estado la escolaridad de la población es de 7.7 años (Cuadernillos municipales 2006. Actualidad Municipal en Veracruz. 2007.)
Otro ejemplo de nuestras fallas: mientras nosotros enarbolamos la supuesta bandera de la soberanía, en Asía abren sus puertas a la privatización de miles y miles de empresas. Casos concretos de los tropiezos latinos son los de México y Venezuela. Por años se ha venido planteando la necesidad de privatizar las paraestatales de Petróleos Mexicanos (Pemex) y Comisión Federal de Electricidad (CFE) y sin embargo la mayoría del Congreso de la Unión - y una buena parte del pueblo también-, se oponen, argumentando que Pemex es de los mexicanos, cuando por décadas su función ha sido la de caja chica del gobierno en turno: ahí está el Pemexgate. En Venezuela el problema no es muy diferente: años después de que grandes consorcios estadounidenses y londinenses llegaran con sus millonarias inversiones al sector petroquímico, el Presidente Hugo Chávez Frías decide que lo mejor para el país es que el Estado reasuma la tutela, pues aún y cuando las arcas están prácticamente vacías para sostener ese ritmo de trabajo y crecimiento, ante todo está librarse del “imperio yanquee”.
Mientras nosotros mexicanos nos enfrascábamos en cuestiones políticas de la sucesión presidencial y los escándalos de esa familia, China seguía avanzando para despojarnos de nuestro segundo lugar como exportadores hacia los Estados Unidos y, aún y cuando sigue avanzando, en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) recientemente presentado por el Presidente Felipe Calderón no se define una estrategia para mitigar el golpe que nos dará dicha potencia asiática (Plan Nacional de Desarrollo. Política Exterior 2007).
Podríamos hacer un tratado sobre los fallos político y económicos latinoamericanos, sin embargo me enfoco más a lo dicho por el escritor: resaltar las vías para salir del rezago. Entre los múltiples lineamientos destacan los acuerdos supranacionales que nos lleven al desarrollo y la competitividad y ayuden a reducir la incertidumbre con cada cambio de gobierno. Si bien hoy hay esfuerzos loables en la materia, como el Mercosur, hay también que ser realista y reconocer que la historia de la integración latina es la historia de los fracasos (ahí está la Comunidad Andina, por ejemplo).
O bien, ¿qué pasó con los cangrejos mexicanos que se dejaron destapados en su cubeta?

Conclusiones
A pesar de todas las deficiencias aquí enlistadas en el caso mexicano contrastado con el chino, mucho se podría avanzar si compensara sus deficiencias a través de dos lineamientos básicos: el peso que se le da a las materias primas y por supuesto, a la educación.
En primer término este punto del continente se ha caracterizado por su riqueza en materias primas, más ha mantenido la firme creencia de que estas son la clave para sacarlo de su rezago. Hoy, como dice Oppenheimer, las naciones más poderosas económicamente son las que no tienen nada, como Israel, en donde gracias a la tecnificación alcanzada han hecho florecer sus desiertos y en medio del Neggeb cosechan fresas o naranjas. Dicho país del Medio Oriente asesora hoy a países latinos en cultivos con tecnología
La clave, no es dejar de lado sus materias primas, sino que, por el contrario, debe eficientarlas para sacar ventaja competitiva de éstas (Oppenheimer, 2006), tal y como lo ha hecho el hombre más rico del mundo, el mexicano Carlos Slim al entrar vertiginosamente a la era de la teconolgía.
En segundo término –no así por importancia-, está la educación: un porcentaje ínfimo se destina para tal fin, en carreras saturadas como leyes, medicina u odontología, que termina empleando a sus estudiantes como comerciantes, conductores de taxis o taqueros. El escaso porcentaje interesado en la ciencia y la investigación, como los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN), se quejan por la carencia de recursos para desarrollar su tecnología, mientras que el gobierno hace caso omiso a su llamado.
De nueva cuenta la actitud paternalista de nuestros gobiernos queda de manifiesto en esta renglón pues la educación sigue estando subsidiada, principalmente la superior, siendo este uno de sus principales impedimentos para eficientarla. Coincido con el autor en que parte del auge a menos de nuestra máxima casa de estudios en el país, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), obedece a la falta de mecanismos que la hagan más eficiente y eficaz, convirtiéndola en un nido de porros, principalmente en sus áreas de ciencias sociales.
Lo que fue una propuesta descabellada del ex candidato a la presidencia de la República, del priista Francisco Labastida Ochoa, pudo haber sido un paso para el despegue de México. Inglés y computación en todas las escuelas de educación básica; sin embargo, también es cierto que hay muchas necesidades básicas que atender y tan sólo Veracruz, las tiene con 4 millones de pobres en su territorio.
Renovarse o morir dice un dicho y esa es la oportunidad que se le presentan a los regímenes latinoamericanos. La historia oscura de Latinoamérica, donde imperaba el hambre y las guerrillas, ha quedado atrás y hoy, la región ha conseguido un cambio en lo político a través de la democracia, ha probado estabilidad y madurez por lo que lo que viene ahora es el cambio económico.
Sólo hay que mencionar que bajo una visión Schumpeteriana la crisis de ayer es hoy para América Latina el inicio de una nueva era, la llamada “destrucción creadora”, el cambio endógeno del modelo venezolano será representativo para otras naciones (Schumpeter. 1951).
Lo cierto es que sin apostarle a la educación y a la tecnificación de la mano de obra, México, ni ningún otro país de América Latina, podrá avanzar hacia el umbral del crecimiento… ¿superaremos la prueba?

Bibliografía

• Oppenheimer, Andrés. Cuentos Chinos. México, D.F.: De Bolsillo, 2006.

• «Presidencia de la República.» Plan Nacional de Desarrollo. 2007. http://pnd.calderon.presidencia.gob.mx/index.php?page=democracia-efectiva-y-politica-exterior-responsable (último acceso: 10 de Junio de 2007).

• María Cristina Rosas, China en el siglo XXI: ¿hacia una nueva bipolaridad?, Prólogo de Guillermo J. R. Garduño Valero, México, Universidad Nacional Autónoma de México/Australian National University, primera edición, noviembre 2007, 516 pp. ISBN: 970-9385-06-2.

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