martes, 29 de julio de 2008

Reportaje: Monseñor Sergio Obeso, el hermano mayor de la Arquidiócesis...

Monseñor Hipólito Reyes Larios fue designado por la Santa Sede como el nuevo Arzobispo de Xalapa

Tras 33 años de servicio como Arzobispo de Xalapa y 63 dedicados a la vocación religiosa, el pasado 10 de abril el Vaticano aceptó la renuncia de Monseñor Sergio Obeso Rivera, designando en su lugar a Hipólito Reyes Larios, quien se venía desempeñando como Obispo de Orizaba.
A sus 75 años, el hoy Arzobispo Emérito se dice satisfecho por el trabajo realizado y aunque reconoce que la edad ya le pesa, su retiro lo ha planeado para visitar a los enfermos en los hospitales, para rezar por los muertos pero sobre todo, para ayudar, aun con la tarea más sencilla, a la Iglesia, su Iglesia.
“Yo quiero que me recuerden como un hermano mayor”, lanza sin añoranza ni tristezas en uno de sus últimos mensajes.

Un retiro anunciado.
Al cumplir 75 años de edad, el pasado 31 de octubre, monseñor Sergio Obeso Rivera envió a la Santa Sede su renuncia, pues conforme al canon 401 –en su párrafo primero-, del Código de Derecho Canónigo, debía hacerlo.
Sin embargo fue hasta el pasado 10 de abril cuando L’Osservatore Romano publicó la decisión del Papa Benedicto XVI: la renuncia estaba aceptada y en su lugar fue designado Hipólito Reyes Larios, quien desde el 2000 se venía desempeñando como Obispo de la Diócesis de Orizaba.
La carrera de Obeso Rivera fue vasta y apasionada: a los 12 años el religioso oriundo de Xalapa, ingresó al Seminario y desde entonces consagró su vida al catolicismo:
“Amo a la Iglesia, amo a la iglesia de Xalapa y soy el primer convencido de las enormes ventajas que trae consigo el renunciar a los 75 años, estoy convencido de la bondad y la oportunidad de esta ley pues lo experimento en la personal: al aceptar el santo padre Benedicto XVI mi renuncia, le da oportunidad a esta querida iglesia de Xalapa de recibir sangre nueva, porque los años no pasan en balde.”
A su regreso a México, tras haberse ordenado sacerdote en Roma y obtenido el doctorado en Teología, Sergio Obeso prestó sus servicios al Seminario durante 17 años: fue prefecto de filosofía y teología, director espiritual, rector y capellán del Convenio de las entonces Monjas Capuchinas del Santísimo Sacramento.
El 30 de abril de 1971, hace 36 años, el Papa Pablo VI lo nombró Obispo de Papantla, pero es en 1974 cuando la Santa Sede lo designa Arzobispo titular de Uppenna, con el cargo de Coadjutor con derecho a sucesión del entonces arzobispo de Xalapa, Emilio Abascal Salmerón: la sucesión se da el 12 de marzo de 1979.
Desde entonces no paró pues fungió como Presidente de la Comisión Episcopal del Clero y de la Pastoral Social, pero sobre todo porque dedicó gran parte de su tiempo a la evangelización.
“La experiencia más bella es estar en contacto con las personas, y lo digo sin dejo alguno de demagogia, mi mejor experiencia es estar en contacto con la gente de los pueblos, esa gente que está con toda lealtad con nosotros. Para mí peregrinar con el pueblo, entre el polvo y los perros que nos acompañan también siempre, y toda la algarabía de una llegada a un pueblo o a una parroquia, le he sentido siempre muy gratificante y estimulante, por lo que siempre he pensado: cómo no responderle a un pueblo que tiene tanta y tan auténticas esperanzas.”
Hoy, iniciando ya su retiro y a la espera de que la sucesión se formalice, Monseñor Sergio Obeso planea ya su tiempo, siempre sin despegarse de su amada feligresía.
“Voy a vivir aquí si Dios me presta vida. Voy a vivir aquí y desde luego, siempre con el consentimiento de la autoridad, en este caso de Monseñor Reyes, pedirle que me permita ayudar en las cosas más sencillas, a mí me gustaría mucho visitar periódicamente los hospitales y rezar por los muertos en las funerarias porque tengo fe en la vida eterna y por el bien que se le hace a las deudos”.
En lo que fue su última conferencia de prensa como Arzobispo de Xalapa aseguró dejar una iglesia funcional, una iglesia que logró un importante desarrollo pastoral, sin embargo consideró que el reto que deja a su sucesor, es el reto universal del catolicismo: la evangelización.

Un Arzobispo de casa.
El 15 de abril del 2000 el Papa Juan Pablo II designó a monseñor Hipólito Reyes Larios Obispo de la Diócesis de Orizaba; casi siete años después, el pasado 10 de abril, el Papa Benedicto XVI, lo nombró el cuarto Arzobispo de Xalapa.
Parafraseando a Obeso Rivera, el Arzobispo electo “es de casa” y es que nació en Ciudad Mendoza un 13 de agosto de 1946, además de que cursó sus estudios en el Seminario Regional de Xalapa.
Fue ordenado sacerdote el 15 de agosto de 1973 por Monseñor Emilio Abascal, e inmediatamente viajó a Roma, en donde se tituló como licenciado en Teología Moral por la Universidad Alfonsiana y en Espiritualidad por la Universidad Gregoriana.
De 1979 a 1984 fue Rector del Seminario Menor de Xalapa y en 1995 fue nombrado Rector del Seminario Menor, misión que tuvo a su cargo por cuatro años.
Dos años después fue elegido Presidente de la Organización de Seminarios Mexicanos y, para 1998, Presidente de la Organización de Seminarios Latinoamericanos. Actualmente es Presidente de la Comisión Episcopal para Vocaciones y Ministerios de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
“Esto nos llena de profunda alegría pues como Arzobispo llega a su propia casa en el sentido más estricto de la palabra, viene a una comunidad que conoce y se le conoce, además de todo su caminar al servicio de la Iglesia, por lo que nos da mucho gusto recibirlo”, externó su ahora antecesor.

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