lunes, 28 de septiembre de 2015

Consumo responsable o ahogarnos en nuestra basura

Por Yamiri Rodríguez Madrid
Vamos al supermercado y nos dan una docena de bolsas de plástico.  Al acudir a la farmacia, otra bolsita más.  Si compra un libro, seguramente le darán otra bolsa y si contamos todas las que nos dan en una semana, nos vamos para atrás.
Para dimensionar el problema, tan sólo en el estado de Veracruz, de acuerdo con datos de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema), tiramos 500 toneladas de bolsas de plástico diariamente, lo que representa 8 por ciento de las 6 mil toneladas de basura que se generan en la entidad día con día.
Hay más de dos mil tiraderos clandestinos a lo largo y ancho del territorio veracruzano y, aunque se han clausurado unos 50, lo cierto es que estos siguen proliferando ante la fallida participación social en las campañas de separación de basura y reciclaje.
¿Cada uno de nosotros ejerce un consumo responsable? El comprar en los mercados ecológicos o locales no es simplemente una moda de hípsters, sino que con esta acción ayudamos a reducir los gases de efecto invernadero pues en el traslado de las mercancías se consume mucha más gasolina o diésel.
Pero además, hay que comprar sin hambre pues un tercio de la producción agrícola en el mundo se pierde entre el productor y el consumidor: comida demás cocinada (más consumo de gas), echada a perder en el cajón de las verduras o en el frutero.  Termina en la basura, no en composta.
Y hay otros datos igual de alarmantes al de las bolsas de plástico, pues según la autoridad ambiental, para tomar una sola taza de café se necesitan mil litros de agua, desde el inicio de la siembra hasta su paladar.
También hay buenas nuevas, como los estudiantes de la Universidad Veracruzana que han utilizado el tetrapack para aislamiento térmico de viviendas en zonas marginadas: ¿cuántos litros de leche consume mensualmente?
Bien lo dijo el escritor Eduardo Galeano: Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco. No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar. Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales. ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables!
@YamiriRodríguez

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