Por Yamiri Rodríguez Madrid
Pese a las bajas temperaturas que se han registrado en la capital veracruzana, se ha convertido en una constante el ver en los cruceros de las principales avenidas, a hombres, en su mayoría, cargando a niñas dormidas, de entre 3 y 5 años, para pedir caridad. Basta con darse una vuelta por el Circuito Presidentes o por el cruce del Fraccionamiento Las Ánimas para ver a estos sujetos.
Aún y cuando hemos tenido entre 5 y 8 grados, las criaturas y apenas traen una ligero sueter y un pants, mostrando una venda en el tobillo, o con la receta de su enfermedad en manos de su supuesto padre, quien por cierto, no alcanza ni los 30 años de edad.
¿Por qué siempre dormidas? Parece que los organismos asistenciales no ven a esos niños ni niñas que son explotadas para causar lástima a cambio de una moneda.
El otro día, sobre Murillo Vidal, un niño de escasos 3 años, apenas y asomaba la cabeza sobre el cofre de un taxi, se acercaba de puntitas a las ventanillas de los coches, estirando la mano, ¿sus papás? No se veían cerca de ahí, ¿y si alguien se lo roba o lo atropella? Nadie los ve, se vuelven invisibles para el DIF municipal o estatal.
Mucho se habla, de dientes para afuera, de los programas en pro de los derechos de las niñas y los niños, pero tal parece que no para los que crecen, a fuerza de la vida, en las calles. Esos niños no se ven, no se oyen, mucho menos se investiga por qué están ahí, quién los obliga, si son sus padres o fueron sustraídos de un hogar. Ya ni hablar del grado de desnutrición que presentan y el analfabetismo, por citar los menores de sus problemas.
Seguramente el Día del Niño veremos festivales, a las autoridades tomarse fotos rodeados de niños sonrientes, chapeados, de esos que sí salen en las fotos de los boletines pero, ¿y los niños en la indigencia? ¿Los índices delictivos nos darán la respuesta en unos años? Esperemos no.
@YamiriRodriguez
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